Mas vale tarde que nunca
Hola saludos a todos por fin me pongo a escribir aprovechando la oportunidad que me brinda mi querida amiga Isabel alias tomatoma. Espero que vuelva pronto y podamos salir con las bicis. Bueno hago un pequeño resumen para presentarme. Soy una persona amante de las bicis, llevo muchos años en el mundo de las 2 ruedas a pedales. A través de la bici conocí a muchas personas y muy buenos amigos. Una de ellas Isabel, que buscando un mecánico o mejor dicho un cursillo de mecánica en su Blog contactamos y apartir de aquel día esta en mi lista de amigos con 2 pedales. Actualmente y después de unos cuantos años me sigue gustando la bicicleta como medio de transporte, no tengo coche, como deporte, una manera de disfrutar de la vida y desconectar por unas horas de los malos momentos. De momento eso es todo, seguiré aportando al Blog mis experiencias y desde ahora en adelante si puedo ayudar en dudas y todo lo relacionado con la bicicleta no dudéis en contactar.
Estamos de vuelta
Parece que bicirap ha tenido algún que otro problema técnico para poder publicar, lamentablemente yo no he estado disponible para poder echarle una mano.
Poco antes de navidades me toco pasar por el quirófano, o por el taller que diría el Rey ;-), así que llevo unos meses, que ni bici, ni nada. Finalmente, el próximo día 28 de Febrero, si todo va bien, me dan de alta y ya sólo tendré que hacerme revisiones cada 6 meses, en lugar de cada 3 y 7 días cómo hasta ahora.
Llevo 3 meses sin moverme, nada, cero, entre la cicatrización y que Madrid es una ciudad que no me invita a pasear… ejercicio cero.
Hace un par de semanas cogí la bici por primera vez desde la operación y me pasé dos días a base de ibuprofeno. Todavía no estaba lista para la bici.
De momento, me he apuntado a la piscina, poco a poco.
Uy que poco escribo
Pasan los días, luego las semanas finalmente los meses y yo no escribo. Para llevar un blog y llevarlo al día hay que estar pendiente de él, llevar la cámara en ristre y dedicarle muchas horas y al menos un trocito de tu cabeza siempre pendiente. Este año, para mí, ha sido imposible.
Me he comprado una casa, he comenzado unos estudios y una vida nueva… Me faltan horas para todas las cosas que tengo que hacer, ver, aprender, disfrutar …. Lo de la escuela de pastelería… tela, mucho más exigente de lo que yo pensaba, se me ha pasado el año volando. En dos semanas termina el curso. Ha merecido la pena. Ahora sé latín 😉
Creo que tras 4 años desde el «regreso a la bici», ya tengo que resignarme a que hay unos meses al año en los que me cuesta coger la bici: de enero a marzo, ambos inclusive. Este invierno he aprovechado para aprender mecánica de bicicletas con Ramón. Nunca seré un buen mecánico, no tengo ni paciencia ni habilidad, eso está claro. Pero ahora sé diagnosticar lo que le pasa a mi bici y si se me pincha una rueda y la llevo a arreglar es por qué quiero no porque no tenga otro remedio. 😉
No sé si seguiré escribiendo pronto o no, lo intentaré aunque estos próximos días con la entrega de los dossiers, los exámenes, el fin de curso, los impuestos y la leche en bote las próximas dos semanas voy a andar de cabeza. Aún así intento salir con la bici a dar un paseo de hora u hora y media todos los días. Intentaré llevarme la cámara y hacer alguna fotillo.
De momento sólo estoy dando paseos, a ver si pudiera ser y consiguiera ir un par de días al canal de Castilla este verano.
Llevo siglos sin escribir. simplemente no me daban las energías ni para teclear unas letras 😉 Mis disculpas, por lo comentarios que se han quedado meses pendientes de aprobación y sin obtener respuesta.
La razón es simple. Julio y agosto me los he pasado haciendo prácticas en un obrador, levantándome a las 4 am para para ir a trabajar. Y mi trabajo, salvo los últimos 15 días que me pasaron a pastelería ha consistido en trasladar sacos de 25 kilos de harina durante 8 horas al día. Está claro que me he puesto en forma 😉 Pero claro, a mi edad, semejante actividad ha pasado factura, y me se me ha pasado el resto del tiempo vegetando en el sofá hasta arriba de relajantes musculares.
El mes de septiembre se me ha ido en obras y mudanzas. Tras un año de prueba, estoy encantada en Barcelona, así que he fijado mi residencia definitiva (por el momento) aquí. Y en ello estoy, instalándome en nueva casa, ya con mis muebles y mis cosas ;.)
Pero cómo pasa casi siempre, las cosas se han retrasado algo más de la cuenta y el curso ya ha empezado: pastelería, que al final ha resultado que me hace más féliz que pochar cebollas 😉 De momento, sigo rodeada de cajas por todas partes y concentrada en poner los apuntes al día. En cuanto consiga ponerme al día, publicaré la vía verde francesa que me hice este verano.
Saludos
Barcelona sigue ganando puntos
Hoy me ha pasado algo en el moll de la fusta, una nimiedad, pero me he vuelto a casa con buen sabor de boca y una sonrisa. He ido a darle a estrellita su último paseo del día, 10 minutillos para que haga un pis. Cómo tenía la bici abajo, pues he aprovechado y nos hemos cruzado al puerto, ella trotando y yo en la bici.
El moll de la fusta es uno de esos espacios compartidos que tanto me gustan, hay gente paseando, gente bici, gente en patinete, con patines, en segway…. y mucha mucha gente paseando al perro, unos en bici como yo y otros andando; y la mayoría de los perros van sueltos. La regla no escrita es que mientras el perro esté controlado, no moleste a nadie y tu estés pendiente…. bienvenido seas tú y tu perro con o sin correa. Y eso mola, porque es un espacio muy amplio en el que los perros pueden correr a sus anchas, socializarse y divertirse sin que nadie te diga nada, aparte de buenos días.
Bueno, pues en esas estaba yo haciendo trotar a Estrella, cuando he visto venir 2 motos de la policía. Como hago siempre, he controlado a la perra para que se estuviera quieta y no se metiera entre las ruedas; y en estas un señor oscuro (de carácter y de color de piel) que estaba a unos 4 metros de nosotras y obviamente borracho o ciego, se ha levantado pegando gritos: coge a tu perra, déjame en paz…. yo, he ido a coger a la perra que estaba a mis pies y bastante lejos del tipo y le he dicho con un hilo de voz «pero si la perra no le ha hecho nada» y oigo al policía que pasa pegado a mi izquierda que me dice…. «no le hagas ni caso». Qué gusto me ha dado! Se me ha puesto una sonrisa de oreja a oreja que le hubiera dado un beso al policía allí mismo 🙂 en Madrid, me hubieran cascado 400€ de multa por llevar al perro suelto hasta sin tipejo!
También quiero pasear
Últimamente, hemos hablado mucho de la bici como medio de transporte. Es normal, desde que llegué a Barcelona mi bici es mi medio de locomoción; tanto es así que me tengo que dejar notas en la nevera: ¡¡¡Niña!!!! Saca el coche a pasear!! Si no fuera porque tengo perra y me es imposible viajar con ella (pesa más de 6 kilos) creo que vendería la frago y me limitaría a alquilar un coche para los viajes (es más barato, entre otras muchas cosas).
Pero además de utilizar la bici para ir de un sitio a otro, también me gusta pasear, sin rumbo fijo, sin preocuparme del tráfico, sin prisas, con mis cascos, mi perra correteando a mi alrededor… y para eso elijo espacios compartidos, sin coches, sin tráfico, sin semáforos… en una palabra… peatonales. En Barcelona identifican este tipo de espacios con una señal cuadrada, divida por una línea diagonal con una bici a un lado y un peatón al otro, pero a mi me gusta esta, por lo explícita:
Porque si algo hay que tener claro en este tipo de espacios… es que el peatón tiene prioridad absoluta. Si tienes prisa para llegar a alguna parte estás mejor en la calzada. Nunca hay que llegar al «caso de conflicto» y en caso de producirse… el peatón debe despedirse con la mejor de sus sonrisas y de ti depende que así sea.
Cuando vivía en la playa, lo de pasear estaba fácil, sólo tenía que pedalear un km como mucho para llegar al campo y poder ponerme los cascos y soltar a la perra. Aquí en la ciudad, la cosa cambia, para salir al campo hay que coger el coche (o el tren) subir la bici, salir de la ciudad…. no siempre dispongo de tanto tiempo y por eso agradezco muchísimo la existencia de este tipo de espacios no motorizados, me permiten salir a pedealear despreocupadamente durante un par de horas sin perder tiempo en traslados.
Una de las cosas que más me preocupa de esta afición del personal a moverse por las aceras atropellando peatones, es la previsible prohibición de las bicicletas en este tipo de entornos. Si se llenan de ciclistas difrazados de Induráin (o no) serpenteando a toda pastilla entre los peatones y provocando «conflictos» acabaremos por verlas prohibidas y nos quedaremos sin espacio para pasear. Porque estos espacios no son para entrenar, ni para correr hasta perder el fuelle, son para disfrutarlos, despacio, sin prisas.
Cuando pedaleo por este tipo de sitios me atengo a unas normas muy claras:
- Mi velocidad de crucero podría servirme como entrenamiento para una slow race. Sólo si no veo un peatón a 100 metros a la redonda, incremento un poco la velocidad para que Estrella corra, tampoco demasiado, pesa 8 kilos y es paticortilla 🙂
- Ante la más mínima aglomeración de peatones: desmontar. Nada de serpentear entre ellos, desmontas y andas unos metros o te paras, esperas a que pasen y sigues.
- Si hay algún cruce (en mi paseo habitual hay 2): desmontar y cruzar por el paso de cebra andando con la bici de la mano.
- Extremar la precaución, especialmente si vas con cascos. Llevar cascos con música te aísla completamente del mundo que te rodea y no te permite oír una advertencia o una señal de peligro, por eso, hay que ir más despacio aún si cabe y con ojos hasta en la nuca. Mirando a todos lados, constantemente, sin bajar la guardia en ningún momento y prestando especial atención a los niños y los perros que tienen una tendencia natural a meterse bajo las ruedas. Y si vas a salir a la calzada, por supuesto, te quitas los cascos y apagas el mp3 porque hay pocas cosas más peligrosas que no oír el tráfico cuando vas en la bici. Oír un coche a tiempo te puede salvar la vida.
- Ceder el paso y que se note, algunas veces los peatones se cruzan en tu camino de forma imprevisible porque giran sobre si mismos o cambian bruscamente de dirección, siguiendo las reglas anteriores no suele haber el más mínimo problema, tienes tiempo de sobra para reaccionar. El problema es que algunos peatones están ya tan acostumbrados a que les atropellen que cuando esto ocurre te piden disculpas, en estos casos, yo siempre paro, echo pie a tierra y respondo: no, por favor, disculpe usted.
- Sonreír, es gratis y en los tiempos que corren se prodigan poco las sonrisa. Sonreír y establecer contacto visual con los peatones de las cercanías les hace sentirse seguros porque saben que les has visto y que les vas a dejar pasar.
No es tan difícil que la convivencia con los peatones sean un experiencia agradable. Y ya que estamos voy a añadir una regla más que cumplo a rajatabla con los peatones, esta vez cuando me los encuentro en la calzada: me paro en los pasos de cebra para dejarles pasar, no los esquivo, no cuesta nada y te hacen la ola de sorpresa y agradecimiento 🙂
Si hacer ejercicio fuera más divertido…
Vale sí es un anuncio, pero es buenísimo!
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